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Antón Costas y Cristina Garmendia analizan las implicaciones del progreso tecnológico y la innovación en el bienestar social

Segundo diálogo del ciclo La innovación como destrucción creativa, organizado por la Fundació Ernest Lluch y el Ivie.

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27 de octubre de 2022

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Crónica proviniente de la web del IVIE. (Clica aquí)

El ciclo de diálogos La innovación como destrucción creativa, que organiza la Fundació Ernest Lluch y el Ivie en Valencia, abordó ayer, en su segunda sesión, la dimensión social de la innovación, es decir, cómo afecta fuera del ámbito empresarial. El presidente del Consejo Económico y Social de España, Antón Costas; y la presidenta de la Fundación Cotec para la Innovación, Cristina Garmendia, analizaron las consecuencias del progreso tecnológico y la innovación en el bienestar individual y social, así como su impacto como fuente de desigualdades.

Ambos ponentes reconocieron en Válencia, ciudad que aspira a convertirse en Capital Europea de la Innovación, que la innovación disruptiva puede generar perdedores y ganadores. Sin embargo, para Antón Costas, cuando esa innovación produce un efecto neto positivo, lo que hay que hacer es instrumentar los elementos de compensación, mediante políticas públicas adecuadas, para no dejar a nadie atrás. En este sentido, Cristina Garmendia defendió la complicidad que necesita el sistema entre Administración, empresas y sindicatos para trabajar conjuntamente y lograr que la innovación no solo sea un factor de progreso, sino también que ese progreso sea justo y equitativo e incluso pueda ser un elemento para reducir la desigualdad. “El sector público es esencial para paliar los efectos de la destrucción creativa, primero porque ha de generar mercado y, segundo, porque ha de tener la inquietud política de querer saber si esa innovación está causando desigualdad social”, afirmó.

Por su parte, el presidente del CES quiso destacar “la pérdida que se ha producido en España de la clase media laboral y profesional, que Alemania mantiene, y de la que puede surgir mucha creatividad e innovación” como uno de los factores que causa los modestos niveles de innovación en España. “Si queremos hacer que la innovación sea inclusiva, hay que implicar a todos los ciudadanos y a todos los trabajadores”, afirmó.

En ese sentido, la presidenta de Cotec se refirió también a otro problema que se da en España y que tiene impacto directo en los empleos medios. Se trata de la dinámica que se está produciendo en cuanto a las inversiones en I+D. “La inversión privada en I+D ha crecido un 10%, pero eso ha ocurrido con 2.500 empresas menos, principalmente pymes. Hay una concentración muy importante del esfuerzo inversor porque solo las grandes empresas pueden hacer el esfuerzo”. Garmendia recordó que en España la I+D se financia con capital privado, “la presencia bancaria en la financiación de la inversión en I+D es testimonial, ha pasado del 8% al 2% en este momento”.

Además, Garmendia advirtió de que el mercado de trabajo en España se está polarizando porque muchos trabajadores no están adaptándose a la automatización de las tareas. En términos globales, el impacto de la innovación en el empleo es positivo, porque genera más puestos de trabajo, pero se está produciendo una polarización salarial. Los salarios medios están reduciéndose y se premia la formación con sueldos más elevados, mientras que las personas sin formación tienen cada vez salarios más bajos. En este proceso, “los más perjudicados están siendo los hombres, ya que las mujeres no pierden empleabilidad en ninguna de las escalas salariales”, afirmó. En cualquier caso, en opinión de la presidenta de Cotec, la única solución para este problema es apostar por la formación continua en el puesto de trabajo.

También, en relación al trabajo, Antón Costas quiso destacar la importancia de generar empleos que puedan estimular la creatividad de las personas, “unos estímulos que deberían empezar en las escuelas, con una docencia que genere curiosidad en los niños para que luego sean adultos creativos”.

Por otro lado, tanto Costas como Garmendia incidieron en la dificultad que existe para medir el valor de la innovación y en la necesidad de trabajar para disponer de los datos que ayuden a todos los sujetos implicados a impulsar la innovación adecuada. La presidenta de Cotec recordó que la economía está evolucionando hacia la inversión en activos intangibles, como la I+D, y que esta no se tenía en cuenta en el peso del PIB hasta 2015.

Joan Majó, presidente de la Fundació Ernest Lluch; y Francisco Pérez, director de Investigación del Ivie; fueron los encargados de presentar este segundo diálogo titulado Innovación, desarrollo económico y bienestar, que se celebró en la sede de la Fundación Bancaja de València. Pilar Chorén, directora gerente del Ivie, clausuró la jornada.

Puedes recuperar el Video de la sessión aquí: