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Colomina, Ganz y Armadans analizan los cambios geoestratégicos y la crisis del multilateralismo

El Auditorio del Campus Ciudadela de la UPF acoge la XVIII Jornada Ernest Lluch de Ciencias Políticas y Sociales

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9 de febrero de 2023

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Puedes ver la Nota publicada por la Unidad de Comunicación y Proyección Institucionales de la UPF AQUÍ

El miércoles 8 de febrero a las 10.30 tuvo lugar la XVIII Jornada Ernest Lluch de Ciencias Políticas y Sociales que se organiza de forma ininterrumpida desde 2006 en coorganización con la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra y Fundación Ernest Lluch.

Con el título de «Guerra, paz y geopolítica: perspectivas críticas» la Jornada se inició con los parlamentos institucionales introductorios de Abel Escribà, Decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra y de Joan Majó – Presidente de la Fundación Ernest Lluch.

Carme Colomina, investigadora principal del CIDOB, y también vinculada al College de Europe de Brujas y a la UPF, ha impartido la conferencia inicial, y después se ha añadido a la mesa redonda, junto con Aurora Ganz, investigadora del IBEI e investigadora María Zambrano del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF, y Jordi Armadans, ex director de Fundació per la Pau, analista y formador sobre cultura de paz, conflictos y derechos humanos. La moderación ha corrido a cargo de Pol Villaverde, Ariadna Muntané y Elena Kuznetsova, estudiantes de la Facultad.

Ya en su conferencia, Carme Colomina ha empezado destacando la volatilidad y la aceleración del escenario geopolítico actual, con una crisis que tiene una dimensión de cambio estructural: “Es difícil hacer una composición de sitio de algo que está en constante movimiento”, ha asegurado. Para ella, la guerra de Ucrania no es un conflicto más, sino que “es una fuerza centrífuga que ha hecho entrar en colisión diferentes colisiones, y que tiene una afectación tanto a nivel global como individual.”

La investigadora de CIDOB cree que cuesta explicar lo que está pasando a partir de los viejos paradigmas, ya que la arquitectura de seguridad internacional y europea ha cambiado totalmente: “Existe una erosión del multiliteralismo y de los espacios de gobierno global: hemos entrado en una especie de ‘miniliteralismos’, donde las potencias regionales buscan soluciones ‘ad hoc’, y se organizan entre ellas para responder a nuevos retos y a la inseguridad y debilidad que sienten. Nos encontramos en un escenario en el que existe un replanteamiento de estructuras, instrumentos y consensos internacionales”, ha sentenciado.

Ya centrada en la guerra de Ucrania, Carme Colomina asegura que «muestra de una manera muy clara cómo está cambiando la naturaleza del poder, con la presencia de grupos no estatales, que actúan de forma autónoma». Empresas y grandes plataformas tecnológicas se han convertido en actores “de parte” y se han alineado junto a un bando, como por ejemplo Microsoft. Este hecho comporta que la guerra de Ucrania sea la primera que tiene “un frente digital, en el que vemos la confrontación de dos modelos y dos visiones de desarrollo tecnológico: la tecnología autoritaria y el modelo Silicon Valley”.

En la parte final de su conferencia, ha repasado otras características de este nuevo escenario (bienes públicos globales amenazados, crisis alimentaria sin precedentes, regresión en ámbitos como la seguridad, los derechos más básicos, la democracia, o la incapacidad para provocar cambios reales dentro del sistema a través de las protestas de la sociedad civil). “La inestabilidad continua empieza a ser la nueva realidad: la permacrisis, la crisis permanente donde estamos instalados, nos hace sentir que carecemos de instrumentos y capacidad de análisis. Hacen falta consensos, marcos e instrumentos reconocidos, pero todavía estamos muy lejos de esto. Es necesario ir más allá para dar respuestas urgentes al conflicto”, ha concluid

Ya en el marco de la mesa redonda, Aurora Ganz ha expuesto su razonamiento crítico de los términos en los que se plantea el sistema geopolítico actual, que «se rige sobre la violencia». Para ella, el objetivo de la geopolítica “no es más que un equilibrio global de poder, un sistema de estados que luchan por maximizar beneficios. Hay un problema de fondo en la forma política, ideológica y cultural de ver el mundo”. Algunas de las columnas que sustentan este modelo son una historia eurocéntrica basada en el imperialismo y el colonialismo, con una forma binaria de ver el mundo, basada en estereotipos culturales y en profecías auto cumplidas.

Para superar este escenario, para la investigadora del IBEI y la UPF, habría que tejer complicidades, y “construir algo cercano a una ideología, un valor, un deseo universal a favor de la paz, y que tenga el antiimperialismo como eje”. Pero para llegar hasta aquí, es necesario superar un gran obstáculo: «El problema de la guerra es la cultura misma que la guía: el militarismo, que impregna el pensamiento geopolítico».

En su intervención, Jordi Armadans ha empezado reconociendo que estamos en un momento crítico, ya que “los temas que nos afectan en el presente, según los resolvamos, hará que tengamos un futuro u otro. Nos encontramos en un punto primordial, que determinará cómo serán las cosas que nos pasen colectivamente en los próximos años”. Seguidamente, ha hecho un repaso de la historia de la confrontación en el mundo en las últimas décadas: después de la Guerra Fría, en los años 90 hubo una cierta disminución de los conflictos armados y una reconfiguración del planeta, que desapareció rápidamente a partir de la década del 2000. A partir de entonces, se entró en un escenario de dolor y sufrimiento de la gente, con mayor número de conflictos, más muertos y más refugiados. En paralelo, existe la variable militarista, en constante crecimiento. «Todo el mundo está de acuerdo en que la guerra de Ucrania nos ha llevado a un aumento del gasto militar», ha asegurado.

Según Armadans, debemos plantearnos que “quizás la hemos pifiado”, y hay que construir otros modelos de seguridad que no pasen para reforzar este militarismo: “¿El modelo militarista nos aporta más seguridad, o al contrario?, más bien nos ha llevado a la destrucción de vidas humanas. Está claro que es un modelo injusto, más allá de los conflictos armados”, ha reflexionado. Para él, habría que trabajar por la construcción de un modelo basado en la cultura de la paz, y extenderlo a escala global: “Esto no sólo pasa por superar las guerras, sino también la violencia estructural, con achaques como el hambre y las enfermedades, que provocan miles de muertes”. Apuntó que desde Europa falta sensibilidad hacia estas vidas que se pierden por esta violencia estructural. Como ejemplo, la pasividad mostrada por la UE frente a los refugiados que mueren en aguas del Mediterráneo.

Por último, ha querido dejar constancia de la existencia de dos perspectivas contrapuestas, que confrontan una visión ética e ideológica con una visión geopolítica, pragmática, de intereses inmediatos y de lógica del poder: “Esta es una manera poco ética y poco práctica de ir por el mundo. Ha quedado claro que esta lógica no funciona, y que se necesitan otros parámetros”. Y ha remachado: “Si queremos un mundo más pacífico, más justo, donde los derechos humanos sean un principio rector de la paz internacional, estos valores deben ponerse de forma efectiva en el centro de los fundamentos de las políticas, las prioridades y las urgencias de los gobiernos”.

En la parte final del debate, se han puesto sobre la mesa varios aspectos que han ido introduciendo los moderadores. Han salido a la palestra temas como la importancia de los movimientos y protestas de la sociedad civil como base de la política y la construcción de la paz y la defensa de los derechos humanos; el eurocentrismo y el patriarcado como una forma de discriminación; la necesidad de una visión feminista en los conflictos y el rol de la mujer dentro de la guerra; la falta de una política activa y de un desarrollo legislativo para que organismos internacionales creen mecanismos sólidos para promover los derechos humanos y la paz. Otros aspectos que se han mencionado han sido la urgencia de reordenar las prioridades en los conflictos, ya que lo importante es detener la sangría de muertes; el hecho de que organismos como la OTAN, o la industria del armamento, aprovechen el momento actual para revitalizar sus intereses; la involución que ha hecho la UE como modelo de sociedad; el deterioro que ha sufrido la calidad democrática en el mundo, o la necesidad de tratar a los refugiados de la misma manera, independientemente del origen, siguiendo la legislación vigente.

Puedes ver el video completo de la sesión aquí:

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