La satisfacción de los miembros de nuestra Fundación por la declaración del fin de la violencia por parte de la banda terrorista ETA.
El más sentido recuerdo, reconocimiento y solidaridad con todas las víctimas del terrorismo. Y la demanda de un escrupuloso respeto por todas las posiciones de víctimas, familiares y amigos de éstas, heterogéneas e inequívocamente personales, en la administración de la noticia.
Esperamos que a partir de ahora mismo se produzcan todas las demostraciones necesarias para verificar la irreversibilidad del cese anunciado, y todos los esfuerzos que sean necesarios para generar condiciones que lleven a una verdadera vía de reconciliación, convencidos como estamos que la verdad, la justicia, la memoria y la reparación a las víctimas será gestionada con generosidad y de acuerdo con la ley.
Tenemos la convicción de que el diálogo debe ser, más que nunca, el instrumento fundamental para construir el futuro y que hay que dejar trabajar y tener sincera confianza en el Estado de derecho, sus instituciones y leyes, y en la sociedad civil que lo conforma.
En este contexto, la Fundación, centrada en los ámbitos de reflexión y académicos de Ernest Lluch, seguirá velando para convertirse en un espacio de diálogo donde las posiciones divergentes sean posibles y validables. El diálogo como estímulo y como atrevimiento por lo que supone de instrumento inteligente para la resolución de conflictos, discrepancias o desencuentros atávicos. El diálogo como esencia de la democracia pura, del conocimiento de las razones del otro, de la pulsión no beligerante del hombre.
La prudencia necesaria no debe empañar el optimismo y la esperanza.
Hoy, Ernest Lluch estaría contento.
Fundación Ernest Lluch