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La Jornada Ernest Lluch de Ciencias Políticas y Sociales llega a su vigésima edición reflexionando sobre la interconexión entre juventud, implicación política y comunicación

Organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad y la Fundación Ernest Lluch, el encuentro tuvo lugar el 5 de febrero en el campus de la Ciutadella, con la participación de los investigadores Roger Soler-i-Martí y Laura Pérez-Altabe, ambos vinculados a la UPF, y Mireia Bolíbar, de la UAB.

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7 de febrero de 2025

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Ya hace 20 años, desde 2006, que se celebra de forma ininterrumpida la Jornada Ernest Lluch de Ciencias Políticas y Sociales, una cita anual de reflexión y debate sobre cuestiones candentes de la actualidad. Desde que ambas instituciones (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF y Fundación Ernest Lluch) empezaron a colaborar, primero con esta jornada, y poco después, con el premio Ernest Lluch de Ciencias Sociales y Políticas dirigido a los alumnos de bachillerato (que este año llega a su sociedad se produce la vuelta a la XIX edición), ambos eventos han sido un reflejo de la sociedad y la reducción de la sociedad y la reacción de la sociedad y la reducción de la sociedad.

La edición 2025 de la Jornada tuvo lugar el 5 de febrero, en el auditorio del campus de la Ciutadella, bajo el título «Juventud, implicación política y comunicación», con la presencia de un buen número de estudiantes de la Facultad de Políticas de la UPF, profesores y demás gente interesada en un tema candente. Así lo remarcó durante la bienvenida Joan Majó, presidente de la Fundación Ernest Lluch, quien aseguró que la temática de este año tenía una estrecha relación con la forma en que se elabora y se transmite la información, aspectos que son fundamentales en la identidad y la orientación de nuestras vidas: “Cada vez que hay un avance tecnológico importante, ahora ha cambiado totalmente.

Por su parte, Abel Escribà-Folch, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF, destacó la colaboración con la Fundación, dio las gracias a todos los conferenciantes y asistentes, y animó a los estudiantes de la Facultad a participar activamente en la actividad.

Los ponentes de la edición 2025 de la Jornada fueron Roger Soler-i-Martí, profesor lector del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF y experto en la relación entre jóvenes, política y democracia; Mireia Bolíbar, profesora de Sociología e investigadora del Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo (UAB) y Laura Pérez-Altabe, profesora lectora tener track del Departamento de Comunicación de la UPF, experta en periodismo digital y nuevos medios. La mesa redonda estuvo moderada por dos estudiantes del grado en Ciencias Políticas y Sociales: Iona Harkness Freixas y Roger Bonet, que presentaron a los ponentes, y en una segunda parte del acto, formularon una serie de preguntas para introducir el debate.

La primera ponencia corrió a cargo de Roger Soler-i-Martí, que presentó la Encuesta sobre Generaciones y Participación 2023, con el mismo nombre que la Jornada: “Juventud, implicación política y comunicación”. Se trata de una encuesta del Centro de Estudios de Opinión, publicada por el Observatori Català de la Joventut, basada en una muestra de toda la población de más de dieciséis años, pero está hecha desde la óptica de las generaciones más jóvenes.

Roger Soler-i-Martí apuntó algunas ideas principales que se desprenden de esta encuesta: en primer lugar, que el contexto en la investigación importa mucho. No se pueden analizar funciones sociales si no tenemos en cuenta este contexto, que puede quedar desdibujado por varios factores: por ejemplo, poner demasiado énfasis en el colectivo joven, con un efecto microscopio; no considerar que los jóvenes viven unos años muy “impresionables”, en un período vital muy sensible, o no ser conscientes de que hayan tenido unos años de su vida muy condicionados por temas como la pandemia, el proceso independentista o la guerra de Ucrania.

Otras conclusiones que se desprenden de la encuesta son que ha habido un cambio de estructura y ecosistema a la hora de informarse de la política: “Las generaciones jóvenes no tienen una fuente de información ininterrumpida de datos y centralizada, como hace unos años. Con las redes sociales, tienen una alta capacidad de elección sobre los temas sobre los que se informan y los que no”, afirmó el ponente. Por otra parte, sobre la pregunta de si los jóvenes están cada vez más situados a la derecha, comentó que sí que existía esta tendencia, pero que “las generaciones más jóvenes se posicionan de manera diferente en temas diversos. Son más autónomos a la hora de formarse opiniones en temas distintos y no siempre están alineadas en el eje derecha-izquierda”. Por último, el ponente habló de la “Nueva brecha de género”, un fenómeno nuevo que antes no ocurría, y que ha creado diferencias importantes entre hombres y mujeres, en temas como la participación (más alta entre las mujeres), o en una evolución hacia la derecha más marcada en los hombres.

La ponencia inicial de Roger Soler-i-Martí sirvió para enmarcar el debate y dar contexto a las dos conferenciantes que seguidamente presentaron sendas investigaciones, de las que han sido investigadoras principales. Por un lado, Laura Pérez-Altabe expuso el estudio “Evitación de noticias en población joven residente en Cataluña”, realizado a partir de una encuesta que ha tenido más de 1.000 respuestas de jóvenes entre 18 y 24 años residentes en Cataluña. El principal resultado que se desprende de la encuesta es que el 24% de la población analizada evita las noticias a menudo o bastante a menudo, mientras que el 37% lo hace ocasionalmente, mientras no se han encontrado diferencias importantes entre géneros.

Otros datos importantes que muestra el estudio es que el 50% no busca activamente las noticias, que ya les llegan por redes sociales, y que el 48% confían en los algoritmos para determinar y seleccionar qué es importante y cuáles son las noticias de actualidad; el 37% sienten que la cantidad de noticias disponibles supera su capacidad para procesarlas, mientras que entre el 25 y el 27% se sienten muy o bastante nerviosos cuando consumen noticias: “A veces evitar noticias puede incluso ser necesario para la salud mental, en una situación como por ejemplo durante la pandemia. El problema es que si esto se mantiene mucho tiempo, puede acarrear riesgos y problemas para nuestras democracias”, reflexionó Laura Pérez Altabe.

Seguidamente, Mireia Bolíbar presentó el estudio “Juventud y salud mental, precariedad y vínculos. La salud mental en el contexto neoliberal”, centrado en la salud mental de los jóvenes desde un punto de vista sociológico y de salud pública: de este trabajo se desprende que actualmente los jóvenes tienen mayor probabilidad de tener episodios depresivos, que se trata de un fenómeno transversal. Además, a pesar de que existe un malestar emocional, se habla de manera superficial. La investigadora puso énfasis en que los problemas de salud mental «se abordan de manera individual, desde la propia persona, con una privatización del estrés». Asimismo, «se da una respuesta que tiende a la intervención medicalizada ya la psicoterapia individual, y enfocada a que la persona vuelva a ser funcional y productiva». Sin embargo, según Mireia Bolíbar, habría que ir hacia un enfoque más estructural, con la mirada puesta en los determinantes sociales de la salud, que tenga en cuenta las “causas de las causas” que provocan los problemas de salud mental juvenil.

Recalcó que en las desigualdades en bienestar emocional existen diferencias en cuanto a género, nivel educativo, clase social y edad, y se producen intersecciones entre todos estos elementos: una mujer menor de edad y con estudios bajos, multiplica por tres el riesgo de tener problemas de salud mental, comparado con un hombre joven mayor y con estudios superiores. Asimismo, la precariedad vital en temas laborales o económicos es un determinante social del bienestar emocional juvenil.

Un factor que se asocia directamente a la problemática de la salud mental de los jóvenes es el aislamiento: “La interacción frente a frente y la creación de redes es muy relevante para prevenir problemas de salud mental. Está claro que las redes sociales y los encuentros online no son el “fast-food” de las relaciones interpersonales, y no compensan la falta de este contacto humano”, apuntó la investigadora. Para mejorar esta situación, Mireia Bolíbar apeló a la necesidad de mejorar las políticas públicas en vivienda, trabajo y acompañamiento de procesos de transición juvenil; potenciar los vínculos presenciales entre los más jóvenes y, sobre todo, que se tengan en cuenta las desigualdades sociales y sus implicaciones en la salud.

Ya en la parte final de la jornada, los dos estudiantes moderadores, Iona Harkness y Roger Bonet, apuntaron diferentes temas susceptibles de debate y reflexión, que los miembros de la mesa fueron respondiendo a partir de sus aportaciones. Temas como la «nueva derecha», el fenómeno influencer, la construcción cada vez más personal de la propia identidad política y activista, o la responsabilidad de todos los actores que conforman el ecosistema de los medios de comunicación sobre el tratamiento informativo a los jóvenes, fueron algunas de las cuestiones que salieron a la palestra. A pesar de esta preocupante situación, Roger Soler-i-Martí aportó un mensaje para el optimismo y de confianza hacia las nuevas generaciones: “A pesar del ecosistema existente, estamos ante los jóvenes mejor formados, con una mejor educación y más sostenida. Nadie mejor que ellos para comprender su entorno, discernir las noticias falsas de las verdaderas, si una información es importante para su vida o qué tipo de noticia necesita consumir para tomar decisiones políticas”.