Con el recuerdo del primer aniversario de los trágicos atentados en París, en la sala Bataclan y alrededores, se inició el último Diálogo del ciclo de este año en CaixaForum Barcelona. El tema a tratar era la respuesta y la gestión política-institucional a los radicalismos y el terrorismo, y tuvo de protagonistas a Alfredo Pérez Rubalcaba (Vicepresidente del Gobierno (2010-2011); Ministro del Interior (2006-2011); ministro de la Presidencia (1993-1996); ministro de Educación y Ciencia (1992-1993)) y Francisco Fonseca (Director general adjunto de la Dirección general de Justicia y Consumidores de la Unión Europea).
Para ambos dialoguistas, la respuesta política e institucional española al terrorismo ha sido por lo general, positiva, tanto en la acción policial en el caso de ETA pero también y especialmente, en cuanto a las acciones de tipo preventivo, actividad muy relevante para anticiparse y minimizar potenciales radicalismos violentos. Y es que la generación o creación de miedo es el objetivo primario de los terroristas. En este sentido también enfatizaron en que los ejecutores de buena parte de los atentados en el presente contexto global, son europeos, ya sean conversos o hijos de segundas o terceras generaciones de inmigrantes, pero europeos. En la misma línea Rubalcaba añade una distinción al terrorismo – especialmente en el yihadista – basada en la comunicación de un mensaje político determinado; un mensaje difundido a través de una nueva herramienta muy importante, la red, internet, que se convierte en una especie de «alfabetización del individuo joven» y un instrumento para organizar actividades, programar operaciones y transmitir el mensaje violento, entre otros. Llegados este punto Rubalcaba pone sobre la mesa el rolclau (no único) de la educación. Y es que una educación que combata el fracaso escolar, la marginación y, sobre todo, garantice la igualdad de oportunidades debe ser un objetivo ya por sí solo deseable. Ahora bien, también alerta de que si estos objetivos no se alcanzan se puede dar una falta de identidad entre los jóvenes y una necesidad de emprender la búsqueda de una identidad propia. Y lo cierto es que los terroristas pueden ser los que les ofrezcan la posibilidad de trascender bajo una nueva identidad.
Fonseca a su vez, puso hincapié en concienciar sobre la dimensión global y europea del fenómeno incidiendo en la naturaleza global de las amenazas terroristas. Además, las acciones llevadas a cabo por parte de las esferas políticas para hacer frente a estas amenazas han sido varias y destacables: desde la creación de una base de datos común europea de ciudadanos con antecedentes penales que permita el acceso a todos los cuerpos policiales europeos; la creación de un espacio jurídico europeo que enmarque aquellos actos de carácter terrorista. Fonseca también comentó la necesidad de la existencia de otro marco jurídico que se ajuste al crimen organizado y al terrorismo en el ciberespacio europeo mediante un programa informático que ayuda a realizar investigaciones comunes a escala europea para compartir todos los perfiles individuales los retornados; o bien un marco común europeo de tratamiento a las víctimas que en buena parte bebe de la experiencia española.