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Sara Baliña y Pablo Simón abordan los retos sobre la que consideran la «generación joven más pesimista de la historia»

Tercer diálogo del ciclo "Retos Socioeconómicos de los cambios demográficos" coorganizado con el IVIE

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9 de noviembre de 2023

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El ciclo de diálogos “Retos socioeconómicos de los cambios demográficos” que organiza la Fundación Ernest Lluch e Ivie, continuó el pasado jueves 9 de noviembre con una tercera sesión en la que participaron Pablo Simón, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III , y Sara Baliña, directora adjunta de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia (ONPE) de la Presidencia del Gobierno.

El diálogo «El Futuro de los jóvenes» fue introducido por el director académico del IVIE y catedrático de la Universidad de Valencia Francisco Pérez.

Puedes ver la noticia en la web del IVIE AQUÍ

En el intercambio de opiniones que mantuvieron, el politólogo defendió que la política española está sesgada a favor de las personas mayores y se olvida de los jóvenes, “son un grupo minoritario en la pirámide poblacional, rara vez votan, son muy evanescentes y sólo son protagonistas una campaña electoral cuando está muy reñida”, afirmó.

El olvido político es uno de los factores que incide en la situación de la juventud española que analizaron los dos ponentes, que abordaron aspectos relacionados con el mercado laboral, la vivienda, la educación, la relación con los mayores o incluso la percepción que tienen de su propia realidad los jóvenes actuales. “Estamos ante la generación joven más pesimista de la historia”, afirmaron, en relación a que, en la actualidad, tres de cada cuatro creen que van a vivir peor que sus padres. Si bien, hasta ahora no ha sido así “cada generación ha vivido siempre mejor que la anterior”, confirmaba Simón.

Cuando analizamos la evolución de la renta media que tienen las distintas cohortes de edad, la caída relativa que han experimentado los jóvenes ha sido muy significativa, destacó Pablo Simón. Y, aunque el bienestar material no es la única variable que preocupa a los jóvenes de hoy en día. Baliña coincidió en afirmar que la precariedad que perciben en sus primeros años de experiencia laboral les hace ser más pesimistas e incluso puede hacer que esa precariedad se cronifique.

Uno de los principales problemas que afrontan las nuevas generaciones es el de la vivienda. La directora adjunta de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia destacó que hace 15 años el 60% de los jóvenes tenía una vivienda en propiedad, un porcentaje que se ha reducido hasta la mitad en la actualidad. Se estima que un joven tiene que dedicar más de ocho años de su sueldo para poder comprar una casa. Esto lleva a que, desde la Gran Recesión, España no haya dejado de caer en cifras de emancipación, lo que arrastra consecuencias en natalidad y productividad.

Junto a la vivienda, el empleo es precisamente otra de las grandes dificultades de la juventud que ambos apuntan, al considerar que las reglas del juego han cambiado. Las nuevas generaciones tienen una concepción diferente del trabajo a la que tenían sus predecesores, provocada por la precariedad del mercado. Las aspiraciones ya no pasan solo por tener un trabajo con un buen sueldo, ahora también se busca disponer de tiempo para ocio u otros proyectos personales. “El trabajo está cambiando, a futuro esto puede tener consecuencias muy relevantes”, apunta Baliña.

El cambio de expectativas laborales se suma a otro factor decisivo en el sistema laboral: la polarización entre los propios jóvenes. “Hay algunos que tienen muy buena formación, trabajo y expectativas de futuro; y otros que no trabajan ni lo buscan, los ‘ninis’. Como sociedad no nos tenemos que olvidar del segundo grupo, hay que incorporarlos a la economía”, afirma Baliña. La solución que ambos ven para este problema es la misma, la educación.

“España en los últimos 40 años ha cambiado mucho en materia de educación, pero se podría decir que hemos hecho lo fácil, quedan por delante muchos retos para mejorar la formación, y, en consecuencia, la empleabilidad de los jóvenes”, destacó el profesor de la Universitat Carlos III. Por su parte, Sara Baliña incidió en las desigualdades que todavía derivan de la educación. “Existe una prima educativa, porque aquellos que estudian afrontan mejores condiciones laborales futuras”. Una de las soluciones básicas que propuso para eliminar esa brecha educativa es, precisamente, actuar en las edades más tempranas, de 0 a 2 años, cuando se empiezan a generar desigualdades. “España gasta hasta 5 veces menos que otros países en enseñanza temprana y ahí tenemos un reto”. Además, los dos pusieron el foco en la necesidad de adaptar la estructura escolar para crear programas de refuerzo. También pusieron sobre la mesa la necesidad de dar mayor cabida a posibilidades formativas con mucha empleabilidad, como la formación profesional dual.

En cuanto a la posible brecha generacional entre mayores y jóvenes, los participantes descartan que haya que verlo como un conflicto. “Hay que escapar de la idea de conflicto generacional, lo que se tiene que hacer es formar un clima de cooperación y alineación entre grupos de edad”, sentencia Simón. Baliña se suma a esta idea y propone que lo necesario es “reflexionar sobre cómo funciona nuestro estado del bienestar para asegurar una buena calidad de vida en general”.

La sesión terminó con preguntas del público que fueron formuladas por el director de la Fundación Ernest Lluch, Ferriol Soria.

Puedes recuperar el VIDEO DE LA SESIÓN AQUÍ: