El acceso a la vivienda se ha convertido en un problema compartido por muchas ciudades de todo el mundo. Con precios que no dejan de subir muy por encima de lo que lo hacen los salarios, con independencia de que sean de compra o de alquiler, las consecuencias son muchas y diversas. Estas van desde la necesidad de dotarse de vivienda pública a las de tener que atender necesidades específicas, ya sea para facilitar la emancipación o, la dignidad de personas con carencias habitacionales o la de aumentar la autonomía de aquellas personas que necesitan tener cobertura en servicios específicos. Por otro lado, hablar de vivienda también es hablar de ciudades, de planificación urbanística y de hacerlo pensando en clave de región metropolitana, ya que los procesos de gentrificación y de expulsión de vecinos de sus hogares, ya no sólo se da en barrios específicos afectados por el turismo.
Todas estas cuestiones estuvieron presentes en la interesante conversación mantenida entre la socióloga Consol Prados y la economista experta en vivienda, Carme Trilla, la actual Presidenta de la Fundación Hàbitat3 y del Observatorio Metropolitano de la Vivienda en Barcelona. El acto tuvo lugar el pasado viernes 22 de noviembres por la tarde, en un salón de actos de la Biblioteca Ernest Lluch de Vilassar de Mar que para la ocasión reunió a cerca de 70 personas que pudieron disfrutar de un diálogo cómplice pero experto, riguroso pero valiente. Y es que en palabras de las dialoguistas la vivienda sólo preocupa cuando la burbuja crece, porque los precios suben. En cambio, cuando la burbuja estalla y la problemática se desplaza de las clases medias a las bajas, la problemática se hace más cruda y difícil, a la vez que desaparece del top 10 de preocupaciones ciudadanas. Revertir esto es bien complicado en una sociedad que según Trilla "no se ha preparado culturalmente por el alquiler" y que "quiere entrar con 100 años de retraso respecto Viena en cuanto a la adquisición de suelo público y la gestión de vivienda pública ". Razones por las que dibujan un presente complicado pero con grietas por las que ir haciendo camino en la buena dirección.
El acto se hizo al día siguiente de la conmemoración de los 19 años del asesinato de Ernest Lluch.