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Xavier Bonal y Ainara Zubillaga explican que el acceso a la educación obligatoria no es suficiente para garantizar la igualdad de oportunidades educativas

Tercer diálogo sobre la (Des)igualdad de oportunidades del ciclo organizado entre el IVIE y la Fundación Ernest Lluch

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21 de octubre de 2024

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La educación ampliada, es decir, aquella que va más allá de la obligatoria, se ha convertido en un requisito para acceder a ofertas laborales de calidad y, por lo tanto, en un fundamento de la desigualdad, según explicaron ayer Xavier Bonal, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona; y Ainara Zubillaga, directora de Educación y Formación de la Fundación Cotec; en el diálogo Acceso a la educación y aprovechamiento de oportunidades. La sesión, incluida en el ciclo La [Des] Igualdad de oportunidades que organiza la Fundació Ernest Lluch y el Ivie, con la colaboración de CaixaBank, analizó la equidad en el ámbito educativo, tanto en el acceso como en los resultados y oportunidades futuras que se derivan del aprendizaje obtenido.

Los ponentes destacaron la necesidad de favorecer el derecho a una educación ampliada, es decir, con formación de 0 a 3 años y posobligatoria, pero también favorecer las experiencias de aprendizaje fuera de la educación formal al que, ahora mismo, solo pueden acceder las familias con recursos. Para Xavier Bonal el derecho ampliado a la educación es fundamental para conseguir la igualdad en la inserción laboral posterior, ya que “la devaluación de las credenciales es constante y eso hace que el acceso a la educación básica no sea suficiente. Las diferencias están en el volumen de gasto privado y el acceso a la formación ampliada, más allá de la educación formal”. Por su parte, Ainara Zubillaga apeló a las administraciones locales para que oferten opciones de educación extraescolar a las familias en situación socioeconómica desfavorecida.

Además de los niveles de formación, los dos ponentes destacaron la desigualdad entre centros educativos por sus condiciones de escolarización. “La segregación del alumnado en función de su condición social es una de las principales razones de esa desigualdad. Tenemos escuelas que funcionan a un nivel elevado en cuanto a resultados y otras que son guetos por la concentración de alumnado desfavorecido”, explica Bonal. En su opinión hacen falta políticas que modifiquen las pautas de demanda de las familias, para que no generen esa segregación. “Las escuelas concertadas deben ser gratuitas, pero actualmente el 15% de los centros concertados están cobrando cuotas a su alumnado para obtener un beneficio económico. Simplemente retirando esa aportación se podrían subvencionar los centros que, por el contrario, están infrafinanciados”.

Además, Ainara Zubillaga recordó que “España tiene unos niveles muy bajos de formación del profesorado en acciones relacionadas con la diversidad y también en trabajo colaborativo entre los docentes. Se trata de una formación necesaria para abordar las desigualdades en las aulas”.

Como directora de Educación y Formación de la Fundación Cotec, Zubillaga también quiso analizar la brecha digital en las escuelas. Según las estadísticas que presentó, más de un 65% de la población piensa que la educación digital genera exclusión en la educación. Sin embargo, en su opinión no existen estudios que justifiquen esa afirmación. Además, resaltó el cambio de enfoque de las familias, que han pasado de exigir que la tecnología se instale en los centros a una nueva corriente que ha surgido y que pide todo lo contrario, eliminar la tecnología de la educación. En su opinión, esta medida afectaría a los niños cuyas familias no pueden proporcionarles la alfabetización digital que será necesaria en el futuro. “Hay que dejar que los profesores decidan cuándo la tecnología puede aportar ese valor añadido y ha de utilizarse”.

Los dos ponentes coincidieron en que una de las razones por las que no puede desaparecer la tecnología de las aulas es la irrupción de la inteligencia artificial. “La escuela tiene que aprender a gestionarla, encontrar las virtudes y los riesgos que supone, pero es imposible negarla”, aclaró Bonal. Para Zubillaga, la inteligencia artificial se percibe como amenaza porque no se sabe manejar y se rechaza por desconocimiento, pero va a obligar a cambiar el objetivo de la educación. “Si antes se centraba en señalar las respuestas, ahora tendrá que centrarse en enseñar a plantear las preguntas adecuadas”. Además, la escuela debe tener capacidad de alertar al alumnado ante el bombardeo de fuentes de información deliberadamente manipuladas a través de la inteligencia artificial, insistió Bonal.

El acto terminó con preguntas del público formuladas por la gerente del IVIE Pilar Chorén.

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