Con el auditorio del Palau Macaya lleno para escuchar a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera y al eurodiputado Ernest Urtasun, se daba inicio al ciclo titulado Democracias perplejas: formulando nuevos consensos. Este ciclo anual de reflexión y conocimiento que promueve la Fundación Ernest Lluch en colaboración con «la Caixa» y que se llevará a cabo a lo largo de ocho sesiones hasta el 14 de noviembre, reúne cada año a personas que destacan por su experiencia , conocimiento, trayectoria y valía en diferentes ámbitos, como fue el caso del diálogo de ayer entre dos personas que combinan saber experto y práctica política.
El diálogo se desarrolló en el marco de una conversación cómplice y amena, experta y fluida, con plena sincronía con el momentum ecologista que se vive en todo el planeta, al celebrarse justo después de la llegada de la ministra de la Cumbre por el clima de la ONU en Nueva York y en vísperas de la Huelga mundial por el clima. Cuestiones como las emisiones de CO2, el papel y rediseño de las ciudades en pro de un marco urbano más sostenible y menos contaminante y la estrecha vinculación entre el ejercicio activo, permanente y eficiente de la democracia con la urgencia del cumplimiento de la agenda verde y de hacer un buen seguimiento de tores sus derivadas, centraron buena parte del dálogo. Y es que ambos dialoguistas coincidieron en decir que no se podrá atender la emergencia climática de manera efectiva si no hay una clara implicación ciudadana y una plena vida democrática que empuje a los gobiernos, bancos, empresas y ciudadanos a ejecutar los acuerdos tomados. En este sentido coincidieron en valorar positivamente la irrupción de GretaThunberg impulsando los #FridayforFuture y se mostraron más ambivalentes con el papel geopolítico de estados como China, que si bien participa de las cumbres y se erige en un gran productor de tecnología verde, no mantiene criterios homogéneos en cuanto a la reducción de los gases contaminantes en el interior del país. Palabras de lamento por el papel de la administración Trump y de Putin, y más luces que sombras en el seno de una Unión Europea, con muchos deberes pendientes pero con capacidad para empujar en la dirección correcta a pesar de los reparos de algunos estados miembros, con Hungría como ejemplo paradigmático.
Si la valoración de la cumbre fue la cuestión que centró los minutos iniciales del diálogo, las posibles derivadas políticas, sociales y culturales de la aplicación de las medidas contra el cambio climático y de transición ecológica marcaron los últimos minutos de un acto que terminó atendiendo a buen parte de las preguntas de un público satisfecho con la interesante conversación vhabida ayer en el Palau Macaya.
La próxima semana el ciclo prosigue con la sesión dedicada a la esfera pública e identidad cultural en la era difgital con Ia Tiziana Terranova. Profesora asociada de Sociología del proceso cultural y comunicativo, Departamento de Ciencias Humanas y Sociales de la Università degli Studi di Napoli ‘L’Orientale’, y la Ingrid Guardiola. Profesora, investigadora cultural, directora y ensayista.
