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Una crisi europea, nuestra y humanitaria

 Crònica de la Jornada Ernest Lluch a Torroella de Montgrí 2016

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10 de octubre de 2016

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Una crisis europea



Esta crisis pone de manifiesto la necesidad de enmendar la página a los Estados miembros de la Unión Europea con el fin de atender de manera consciente una realidad que nos afecta como europeos, porque esta "es una crisis nuestra, europea, y no una crisis de ellos, de los refugiados ". Así de claro lo planteaba Anna Terrón al inicio de la primera de las ponencias de la jornada. Terrón, quien fue representante especial y portavoz de la Unión para el Mediterráneo (2013-2015), ex secretaria de Estado de Inmigración y Emigración y actual presidenta de Instrategies encaró su ponencia desmintiendo que se tratara de una "crisis los refugiados "sino que expuso su tesis sobre el hecho de que es una pofunda crisis europea que pone en riesgo el futuro de la propia UE. Una de las soluciones? Más Europa, más coordinación y estrategia común y menos intereses de estados, y por tanto la articulación de una respuesta conjunta, tanto a la acogida de los refugiados y la migración, como para poner freno al auge de la xenofobia y el euroescepticismo que puede acabar minando los cimientos de la UE.





Una crisis "nuestra" y de valores



La Investigadora asociada del GRITIM-UPF y experta del Consejo de Europa al proyecto Intercultural Cities, Gemma Pinyol, protagonizó la segunda de las ponencias académicas y lo hizo enlazando con el planteamiento iniciado por Anna Terrón sobre que es una crisis "nuestra" y que en lugar de hablar de gestión de los refugiados quiso hacer hincapié en las características y condicionantes del discurso de rechazo a la acogida de refugiados. Un rechazo manifiestamente institucional en el caso de algunos países miembros como Hungría o Eslovaquia e incluso España, que lejos de atender los compromisos de asilo acordados como países como Alemania y los nórdicos, se sitúa en cifras ridículas y vergonzantes. Pero este rechazo a la acogida en solidaridad con el refugiado, está todo el sustrato ideológico de la "xenofobia moderna", que en palabras de Pinyol hace referencia a la retahíla de excusas y de argumentarios consistentes en no reconocer al otro, a convertirlo en el portador de los males contemporáneos. Desmentir rumores y evitar hacer estereotipos sobre el otro, también fue uno de los aprenantatges de esta ponencia que insistía en que la crisis es nuestra desde un punto de vista moral y de valores. Si prevalecen los miedos y la xenofobia, sino hay una apuesta clara por los valores humanos, Europa puede dejar de ser lo que es: un espejo de calidad de vida y de democracia para muchas personas de todo el mundo, que prefieren jugarse la vida al coste que sea para vivir en Europa.





Una crisis humanitaria



En la mesa redonda se complementó el poquer de miradas de la jornada. En las miradas más analíticas ofrecidas por la consejera y las dos ponentes, para poner de manifiesto la visión sobre el terreno se añadió el testigo experto y en primera persona de Albert Roma, representante de la ONG Proactiva- OpenArms, especializada en el rescate marítimo y que tan preciada labor están realizando en las costas mediterráneas. Con lenguaje claro y directo, su visión complementó el relato de una crisis que presenta diferentes aristas, todas ellas puntiagudas y que reclaman hacer las cosas mejor hechas de las que se han hecho hasta ahora. Salvar vidas humanas es bien serio y hacerlo de manera sistematizada ya diario desde hace casi dos años resulta no sólo doloroso sino que dice mucho del trabajo que queda por hacer en materia de sensibilización, solidaridad y toma de conciencia de que las crisis humanitarias como esta, necesitan convencimiento y valentía para afrontarlas poniendo lo que cada uno puede hacer: presión a los poderes e instituciones con capacidad de actuación, incidencia ideológica en favor de la dignidad de las personas y ser solidario con el que sufre.